Ser veggie y comer fuera de casa puede parecer una misión imposible. Vas a un bar y como bocadillo vegetal pone “con atún, huevo, mayonesa (incluso a veces jamón york o salmón). Al final acabas comiendo patatas y aceitunas, con algo de suerte pillas unos champiñones al ajillo sin jamón.
Nosotros durante los primeros años de veganos nos agobiábamos bastante al salir fuera de casa: si ibámos de vacaciones llevábamos un arsenal de comida en las maletas para “sobrevivir” y para comer en restaurantes siempre buscábamos alguno vegetariano (es una suerte que en Madrid exista gran variedad). Puedes consultar Happy cow para encontrar restaurantes vegetarianos en todo el mundo.
Sin embargo, con el tiempo hemos descubierto un arma infalible para comer fuera de casa siendo vegano sin sufrir, ni estresar ni enfadarte:
DECIR QUE ERES VEGGIE.
Sencillo. Si llegas a un bar/restaurante, miras la carta, no ves nada para comer y te resignas, no comerás. Pero si hablas y pides, te llevarás una grata sorpresa, porque…
UN ESTABLECIMIENTO DE COMIDA QUIERE VENDER, LE DA IGUAL QUE SEA UNAS CROQUETAS DE JAMÓN O UNA PARRILLADA DE VERDURAS.
Esto es así. En general cualquier hostelero espera poder ponerte algo en el plato, y si quedas contento mejor que mejor (pues es un negocio y no está la cosa como para perder clientes). Si le dices “¿Tienes algo vegetariano?” y pone cara de póker, no desistas. Seguramente no se le ocurran opciones que ofrecerte, pero si tú le haces algunas propuestas seguro que te lo preparan dentro de sus posibilidades. Si tienen unas setas con lascas de jamón que te lo hagan sin jamón, si ves una guarnición de menestra saliendo de cocina acompañando un filete le puedes decir que te pongan un buen plato sólo de menestra. Es cuestión de poner un poco de tu parte e ir con buen rollo. Yo no nací vegana, y hace 10 años ni había escuchado esta palabra. Parece raro que un camarero que trabaja en hostelería no sepa que come un vegetariano, pero no cuesta nada explicarle lo que no comes y lo que si te pueden preparar.
Los últimos 6 años hemos vivido en un pueblo de 3000 habitantes. Había cuatro bares, y siempre hemos podido comer vegano. Incluso en el local argentino, donde la carta rezaba “costillas, burguers vacunas, bocadillos criollos…” pedimos si nos podrían preparar una pizza sin queso, con verduras y nos la prepararon deliciosa, de hecho la última vez que fuimos antes de mudarnos a Toledo nos dijeron que iban a poner la pizza vegana en la carta.
Podría contar mil situaciones que nos han pasado, el otro día vimos una heladería y me acerqué a preguntar si tenían algún helado sin leche ni huevo, y para mi sorpresa pude elegir entre 5 sabores (si no te fías di que eres alérgico). O en un wok, en el que podíamos comer verduras a la parrilla o al wok, todos los arroces, fideos y tallarines llevaban huevo o carne, y al preguntar si nos podían hacer un arroz sólo con verduras nos lo prepararon sin ningún problema.
También hemos ido a bares cutres de barrio de Madrid, y si la opción que me han preparado es una ensalada y una parrillada de verduras, me la como bien agradecida. La sorpresa sería que me hicieran un timbal de cuscus y anacardos. Los platos gourmet me los dejo para casa, en el día a día lo que quiero es vivir y que no me limite hacer mis planes el pensar si encontraré algo vegano para comer.
Con esto te quiero transmitir que el secreto para poder encontrar opciones vegetarianas es pedirlas. Quizás el primer día te pondrán cara rara al pedir leche de soja con tu café, pero si después que tu lo hacen 3 más se plantearán traerla. Hace años sólo había leche entera de vaca, y ahora en las cafeterías hay desnatada, con omega3, de soja… ¿por qué?. Pues porque hay demanda. Creemos demanda de platos vegetales.
Si Ikea ha lanzado unas albóndigas veganas en su restaurante, y no me creo que no hayan hecho sus estudios de mercado para ver si será rentable un producto, es porque realmente hay demanda, sólo tenemos que hacerla visible.
Si te da yuyu no encontrar nada que comer, siempre puedes llevar contigo una bolsita de frutos secos, fruta deshidratada o semillas. Te puede sacar de un apuro en un momento dado, o alegrar la ensalada de tomate y lechuga que te preparen en el bar.
Hoy en día que están tan de moda los détox a fruta, si no se encuentra nada te compras 1 kilo de fruta y listo, picnic en un parque. Pelar y comer. ¡Eso sí que es fast food!.